El Valle de Camprodon, cercano a Vallter, es un paraíso natural para los amantes de la montaña. Con sus casas y calles de estilo típico montañenco, su gastronomía, fauna y paisajes, el Valle de Camprodón, y sus municipios, son puntos de referencia en el turismo rural.
¿Queréis saber cuáles son los pueblos con más encanto de este lugar para hacer una escapada? ¡Os dejamos nuestra lista!
¿Qué sería de un listado sobre pueblos del Valle de Camprodon, sin Camprodon? Camprodón cuenta con lugares muy significativos. Los amantes del senderismo o los paseos tranquilos por la naturaleza podréis visitar la robleda de Can Pascal y los paseos de la Font Nova y de Maristany.
Si por el contrario os gusta la historia y la arquitectura, podréis visitar el bonito y famoso puente de piedra, el monasterio de Sant Pere o, para los más golosos, la famosa Antigua Fábrica de galletas Birba, situada en la calle Ferrer Barberà.
El nombre de Setcases tiene un origen legendario. Se dice que una familia de ganaderos, un padre y siete hijos, que no habían subido nunca a la montaña, se acercaron al plano de los Hospitalets para que las ovejas pastaran.
Cuando hacía dos días que estaban allí, empezó a nevar, quedando los hijos maravillados con el fenómeno que desconocían. Cuando fueron a explicárselo al padre, que era ciego, él les dijo que aquello era nieve, que llegaría a cubrir toda la hierba y las ovejas morirían de hambre. Entonces bajaron y el padre decidió que se quedarían donde hubiera saúco. Cuando encontraron el lugar perfecto, cada uno de los siete hijos construyó su cabaña.
Alrededor de estas primeras casas, se construyeron más, llegando a la imagen actual del pueblo, siendo uno de sus principales atractivos, precisamente, sus casas típicamente montañencas, hechas de piedra.
Así mismo, en Setcases se encuentra la iglesia de Sant Miquel, una iglesia que, aunque presenta en la fachada delantera, sobre el portal, una imagen de su patrón, parece, a primera vista una iglesia común. ¡Y es que su sorpresa se encuentra dentro! Cuenta con un precioso altar dorado de estilo barroco, lleno de todo tipo de figuras religiosas, que acompañado por los techos de vuelta y bajo la luz, ofrece una visión que os dejará boquiabiertos.
Setcases cuenta también con una original playa, que aprovecha el caudal del río Ter, y donde los visitantes pueden disfrutar, en verano, a la vez de un baño y un bonito paisaje montañoso.
Beget es considerado popularmente como uno de los pueblos más bonitos de toda Cataluña. El hecho de ser un pueblo muy pequeño y su difícil acceso, han hecho que este municipio normalmente no aparezca en la lista del turista medio, hecho que también ha ayudado a su encanto se mantenga intacto.
Como principal lugar de interés, aparte de sus calles y edificios, encontramos la iglesia de San Cristóbal, una joya románica destacable por su altar, lleno de colores dorados, azules, rojos y verdes vivos y una talla de madera de Cristo en majestad que os trasladará al pasado. Beget también cuenta con dos puentes medievales encantadores.
Debido a su pequeño tamaño, Beget es fácilmente visitable en una hora, por lo cual os recomendamos la práctica del senderismo por su entorno. Un lugar mágico son las Gorgues de Beget (o Riera de Salarsa), un lugar escondido en medio de la naturaleza, de aguas transparentes bajo un salto de agua, de suelo de piedra y una pequeña playa de guijarros.
Sant Pau de Segúries se trata de un discreto y tranquilo pueblo que también presenta algunos lugares de interés. El primero, el precioso Santuario del Remei, construido en el siglo XIX y que parece sacado de un cuento de hadas.
En segundo lugar, su vía romana, un testimonio perfectamente conservado de la perfecta técnica de construcción e ingeniería usada 2.000 años atrás.
Siguiendo con inventos romanos, encontramos el acueducto, que servía para captar el agua del río Ter. En este punto se pueden observar también cortes en las rocas de la montaña, pudiendo apreciar los dos tonos (más oscuros y más claros) de sus estratos. Esto es debido al hechode que aquí se encontraba una mina a cielo abierto de carburo, un recurso geológico utilizado como fuente de luz. ¿Y a qué se deben de estos dos colores de la roca? Pues, estas rocas tienen aproximadamente 50 millones de años que se encontraban en zonas costeras, y son restos de animales.
En Molló encontramos otro característico pueblo de montaña, de calles adoquinadas y casas típicas. Como puntos de interés encontramos la iglesia románica de Santa Cecília, de imponente y sobrio interior, o la ermita de San Sebastián.
Como lugares donde realizar interesantes rutas senderistas encontramos el Pas de la Retirada y el Coll d’ Ares (un paso de montaña que une las comarcas del Ripollès y Vallespir) unos de los varios pasos transpirenaicos por donde pasaron quienes se exiliaron, en enero y febrero de 1939, ante el avance de las tropas fascistas de Franco.
Igual que todos los anteriores pueblos del entorno, Llanars cuenta con un innegable encanto en cuánto a sus construcciones y calles. De igual manera, uno de sus puntos destacables es la parroquia románica de Sant Esteve de Llanars. En su exterior se encuentra una pequeña plaza con unas escaleras empinadas en forma de medio círculo, y el campanario presenta una curiosa cubierta piramidal.
Por otro lado, en su interior destacan el ábside y la fachada, con unos frisos decorativos y el impresionante y valioso frontal de altar románico, centrado en la figura del Cristo en majestad.
De Espinavell, os recomendamos una celebración que se lleva a cabo concretamente por estas fechas, la tradicional "Tria de Mulats d'Espinavell" (Elección de Mulatos, Protillos, de Espinavell). Se trata de una importante feria ganadera de raíz tradicional que se celebra cada 13 de octubre y que se caracteriza por la natural y directa bajada, de forma libre, de los caballos, yeguas y multaos o potros hasta Espinavell, después de haber pasado el verano en la montaña de Rojà.
Durante los meses de julio, agosto y septiembre, son cuidados por Cisco de Carol, vecino de Molló de más de ochenta años que totalmente solo, continúa con la tradición de custodiar los animales hasta que llega el momento de realizar la transhumancia de nuevo a Molló y de aquí a la feria.
La feria, que comienza a las 11 h de la mañana, y tras el desfile de los caballos, se procede con los tradicionales tratos de compraventa de los potros. Así mismo, se celebra una entrega de premios a los mejores ejemplares, escogidos por un comité veterinario.
Recibe su nombre de la disposición de la primera población a lo largo de este río. Unos de los principales lugares turísticos es la iglesia parroquial de Sant Martí, una iglesia románica del S.XII, con un bonito ábside y un salto de agua en sus proximidades.
También se encuentra la ermita del Catllar, una sencilla y rural ermita a 1.165 m edificada por los señores de Descatllar el S XI. En la antiguedad, el lunes de Pascua se celebraba un encuentro, pagando el amo de la casa la comida de los músicos.
Para los amantes del senderismo os recomendamos los pasos de la Font Blanca y La Font Negra, el Camí d’Eugues, el Camí d’Abella y la cruz de madera, un mirador inigualable.
Finalmente, dentro de Vilallonga de Ter se halla un pueblecito, La Roca, denominado así porque se encuentra situado sobre un gran risco, que cuenta con una leyenda digna de Romeo y Julieta. El señor del castillo de La Roca estaba muy enamorado de la hija del señor de Rocabruna, pueblo cercano. El amor era correspondido, pero el padre se oponía.
Entonces, de acuerdo con la chica, el señor de La Roca la raptó, cosa que hizo que el padre de ésta atacara el castillo. Visto que no podían aguantar el acoso, el señor de la Roca pidió a la chica que se entregara a su padre, puesto que éste la perdonaría. Ella no consintió, puesto que quería compartir la misma suerte que su amado. Ya asaltado el castillo y acorralados, los dos se lanzaron desde la parte más alta del mismo.
Uno de los pueblos mencionados en la leyenda tiene como punto de interés, concretamente el Castillo del señor de Rocabruna. Este castillo situado en una cima de 995 metros, rodeado de acantilados, remonta al siglo X y actualmente se encuentra en ruinas. Parece que el nombre de la población y del castillo deriva del color de la tierra y las piedras del entorno, así como de las que pertenecen a los muros del castillo, ya que son de de color marronoso o incluso ennegrecido.
El acceso al mismo es un poco difícil, ya que se encuentra totalmente rodeado por bosques, únicamente siendo posible llegar mediante un camino medio abandonado. Pero la experiencia vale la pena porque este lugar ofrece unas vistas muy interesantes sobre los Pirineos y la Alta Garrotxa.
Situado a los pies del castillo, además, encontramos el Molino de Xoroia o Sorolla. Un humilde edificio de piedra y teja árabe, ventanas pequeñas y cubierta a las dos vertientes que se adapta al desnivel del terreno y aprovecha las aguas de la Riera de Beget.
Fuente: Flickr
Finalmente, de Tregurà de Dalt debemos decir que este pueblo cuenta con un fantástico entorno natural, para disfrutar de la tranquilidad de un pequeño pueblo a 1492 metros de altitud, donde estar rodeados de vacas, caballos del Pirineo, rebecos, buitres, y de una vegetación con un color inmejorable en la primaevra y el otoño.
Fuente: Ayuntamiento de Vilallonga de Ter
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