Hay que admitirlo: muchos de nosotros conocemos mejor el extranjero que nuestro propio país. La globalización y las opciones de bajo coste hacen que cada vez más gente recorra miles de kilómetros para visitar rincones idílicos del mundo, y no se valora o se desconoce lo que tenemos cerca.
Esto no sólo tiene un gran impacto sobre la economía local, sino que daña seriamente al medio ambiente. Es conocido que el sector de la aviación es responsable de cerca del 2,5 por ciento de las emisiones de CO2 a escala mundial. Además, las emisiones de los aviones son aún más perjudiciales, porque además de dióxido de carbono incluyen óxido de nitrógeno, humo, azufre y vapor de agua. Este óxido de nitrógeno forma ozono troposférico, que es especialmente perjudicial para el medio ambiente, y consecuentemente acelera el cambio climático.
Por ejemplo, un vuelo de Barcelona a Canadá produce 1,4 toneladas de CO2 por pasajero, con un total de 6.602km recorridos.
Esto es equivalente a:
- Dejar una bombilla de bajo consumo durante todo el día y durante toda la noche durante una década.
- Viajar el equivalente de tres veces en el mundo por tren.
- Hacer una ducha de 6 minutos una vez al día durante 7 años.
- Comida 561 hamburguesas con queso o 1403 hamburguesas vegetales.
- Liberar 1,4 toneladas de CO2 significa también deshacer 912 toneladas de hielo glacial
Toda esta información hace que te lo pienses dos veces a la hora de elegir destino para las vacaciones... Es hora de darle una segunda oportunidad al turismo de proximidad.
Con todo lo que ofrece nuestro territorio, no es necesario que coger un avión para encontrar el paraíso. ¡Os lo mostramos!
El paraíso en casa: el valor del turismo de proximidad